Hace calor...

Una gota de sudor resbala lentamente por la línea que dibuja mi columna vertebral, mientras de fondo se oye el zumbido intermitente que emite el dichoso aire acondicionado de la oficina. No hace calor, es humedad lo que flota en el ambiente, ese pegajoso y desagradable bochorno que hace que la sensación térmica suba varios grados sobre nuestra piel. Me detengo un momento, dejo de teclear, y una sensación de vida a cámara lenta me invade mientras observo el devenir del resto de la gente. Esa conocida sensación de falta de aire y de perdida de la verticalidad se apodera de mi, mientras sé que una vez más mi tensión está jugando a tocarme la punta de los pies en una rauda genuflexión. Sonrío sin ganas, aburrida de mi propio yo, mientras recuerdo que siempre tengo para estos casos alguna chocolatina en mi cajón.

Reeditado 17:20 pm: una chocolatina de las que ponen con el café, y un donuts de chocolate (de los calorícos, nada light) después, me siento como nueva. :P