lunes, agosto 30, 2004

Que bonito es el metro de noche...

Lugar: metro de cualquier ciudad (también me sirven trenes de cercanías...)
Hora : en cuanto cae el sol...
Tribu: una mezcla de tribus y olores difícil de distinguir...

Sobre las ocho de la tarde los andenes de la estación comienzan a llenarse de una variopinta fauna, que acarrea bolsas del supermercado más barato de la zona. Dichas bolsas contienen habitualmente vino don Simón, o de la marca del supermercado en cuestión, Coca Cola, Kas de limón, licor de Melocotón y en algunas ocasiones ginebra, pero de la más barata, que ya han hecho el exceso de gasto con la Coca Cola de marca.

Algunas criaturas incluyen en la compra del fin de semana ganchitos y patatas rufles sabor ranchera o queso y jamón, por si siente la punzada del hambre después de tanto tinto de brick, y es que no hay nada más sano que una dieta de botellón, tintorro y ganchitos a mogollón.

Ocupan los andenes de la estación formando corrillos y metiendo dentro de este su preciosa carga, no sea que la pierdan de vista un momento y algún desalmado les deje sin los ingredientes de su botellón y entonces que harían? Que alternativas tendrían para poder divertirse el fin de semana si no pillan una melopea de órdago? que sentido tendría su vida si no vomitan un par de veces por noche? Pobrecitos!

Si tú quieres pasar, mejor te cuelgas de las vigas del techo de la estación, o te tele-transportas o haces el pino puente, por que te miraran con cara de mala leche y no se moverán para dejarte pasar. Y es que mira que tienes mala idea, tener que pasar justo por donde están ellos! Los adultos siempre intentando coartar la libertad de las nuevas generaciones!

Una vez que llega el vagón del metro, se situarán rápidamente en los asientos disponibles y no importa si hay un septuagenario o una embarazada que se tengan que quedar de pies, todos pagamos el billete, no?? Pues eso... Y sino haber andado más listos y a correr como han hecho ellos, que es que la gente mayor tiene muy pocos reflejos, caray!

Además, las criaturas amenizan el viaje con sus cánticos y consignas, el otro día iba yo en el metro y cantaban una animosa cancioncilla un grupo de chicas, que decía más o menos: cabrones, hijos de puta, todos los hombres son!.. laralalalalalala cabronessssss! (muy rítmica la cancioncilla y la acompañaban con palmas y todo, daban ganas de pedirles la letra y apuntarse al carro en plan Orfeón Donostiarra y tal...)

Realmente hacen muy ameno el viaje, por que una se entretiene muchísimo contando los piercings, tatuajes, ombligos, bragas, tangas, calzoncillos, etc... de las criaturas, por que eso si, todos enseñan la ropa interior para que veamos que son tan fashion por dentro como por fuera.

Algunos no conocen todavía que las casas tienen instalaciones de agua fria y caliente y que esto mezclado con el jabón produce un agradable efecto llamado higiene. También los hay que desconocen lo que es un peine, y las que desconocen lo que es quitarse el maquillaje del día anterior antes de volver a maquillarte... Y los que no saben que estamos todavía en verano y se ponen las botas militares que sus padres usaron cuando fueron quintos de reemplazo...

Conclusión: me gusta ir en el metro los sábados por la tarde/noche, es como ir al cine por por una décima parte del precio de una entrada para cualquier película de hollywood. Te sientes como en una película de Almodóvar en la que en cualquier momento aparecerá Carmen Maura y pegará dos gritos a algún púber y se lo llevará de las orejas...