Rueda pinchada

¿Habeis cambiado alguna vez una rueda? yo una y media. Tal cual. Una al poco de sacarme el carné, en una cuesta infinita y con más curvas que el trasero de Beyoncé, pero lo conseguí. Y otra este domingo... a medias. Sacamos los gatos. Si, leeis bien, los gatos, el de mi coche, y el coche de Color.

Mak: Aquí está el gato!

Color: Y esto como va?

Mak: Pues yo tampoco lo sé (mirando el gato como las vacas al tren)

Color: (por mis huevos que yo consigo que esto funcione) uuuummmmmmfffffffff (retorciendo el gato)

Mak: (no quiero verlo... pobre gato!)

Cinco minutos después supimos como iba aquel dichoso gato (bueno, lo supo él). Y yo seré despistada para algunas cosas, pero voy super equipada, hasta guantes para cambiar la rueda llevo en la bolsa de herramientas del coche. Conseguimos acertar al poner el gato, tenemos el coche arriba, y quitamos los embellecedores de las llantas (que coche más pijo Color! embellecedores en los tornillos de llantas, oooiiissssschhhhhh) y tachán, toca desatornillar.

Ni La Masa hubiera podido con esas llantas. No se quien las había apretado, pero estaba claro que ese coche no iba a perder una rueda por el camino. Ni saltando sobre la llave conseguiamos que se movieran medio milimetro. ¡Ni amenazando a la rueda con rajarla! Asi que como sabiamos que era un pinchazo pequeñito nos fuimos a comprar un simpático inflador, la llenamos de aire y listos.

¿El final de la historia? ¡Benditos talleres mecanicos!

PD: dos uñas me rompí! nunca más intento cambiar una rueda!