Chorrocientos

En lenguaje cañí eso es lo que ha costado la boda de opereta de Cruise y Holmes, chorrocientos millones. Boda que no sirve más que para enmarcar las fotos, ya que el rito de la Cienciología, gato, peine y sartén incluidos, no está reconocido por ningún Estado con dos deditos de frente puestos uno encima del otro. Y ellos no han pedido a ningún registro civil que legalice tal evento. Eso si, se han montado un sarao digno de la promoción más chupiguay de Hollywood, con la salvedad de que esta vez no nos intentaban colar Misión Imposible IV, aunque seguro que cae, que hay que recuperar las ingentes cantidades de dinero despilfarradas en hacer el canelo.

De los invitados, la antipática, la MariVicky con esos morritos de tonta redomada que pone cuando posa. La novia parecía superfeliz superfeliz, cual Esteban después de comerse el pollo Andreita. Y no es para menos, por que ha firmado una claúsula prematrimonial según la cual se embolsará unos cuantos milloncejos si Tom mete el taladro en boquete ajeno, y conociendo la facilidad que tienen estos personajillos de la farándula para mojar...

Cuando vea el supermegareportaje superexclusivo de la muerte, ya me cebaré con mayor saña en los Cruise & Co. Lo que está supermegaclaro es que hay que llevar un supercortísimo flequillo que está superdemoda osea, como la novia, jopetas.