lunes, noviembre 08, 2004

El Halcón Milenario de la Bruja...

Tres carriles en la autovía de salida de la ciudad en dirección oeste, carril derecho para salir hacia un centro comercial a las afueras. Como cada sábado por la tarde hay una pequeña caravana en ese carril de salida, circulamos a unos 15 / 20 kilometros por hora, justo en esa velocidad en que en segunda se ahoga el coche, y en primera parece que quieres quemar el motor.

Miro por el retrovisor y veo un Toyota Corolla circulando mínimo en tercera y acercándose ya no sólo preligrosamente a mi coche, sino con impacto seguro... me agarro al volante y me pongo tensa, pienso en las opciones que tengo para evitar la colisión, no hay arcen, y el carril izquierda es impracticable con vehículos circulando a más de cien kilómetros por hora... sigo tensa, no tengo más solución que esperar lo inevitable... oigo los frenos, y durante una fracción de segundo sigo con la vista fija en el retrovisor mientras veo el impacto, después lo siento y finalmente escucho el golpe.

Un niñato con pinta de maquinero y su novia y una amiga de esta, subidas a unas impracticables zapatillas con plataforma, es decir unas copias de las Bratz a tamaño real, salen del coche que me acaba de destrozar la parte trasera. Salgo del vehículo resintiéndome del hombro y pierna derechos, aunque no creo que sea nada más que la tensión.

Me pregunta el maquinero muy preocupado si estoy bien y se me ocurren un montón de cosas que decirle, entre otras mentarle a la madre, pero me contengo por que soy más bien tirando a pacífica en mis actos, aunque en mi imaginación en ese momento le esté dando de collejas hasta en el carné de identidad... miro los coches y parecen dos accidentes diferentes...

Yo llevo un coche viejo, vetusto, el Halcón Milenario le llamo cariñosamente y no es para menos, tiene 19 años y ha soportado que yo aprenda a conducir, es el coche de mi madre, que por nostalgia seguimos manteniendo en el hogar, y por que anda de maravilla y consume como un mecherito... tiene destrozado el guardabarros trasero, no se cierra el maletero debido al golpe y a que han curvado la parte trasera con el morro del otro coche, pero milagrosamente no tiene ni siquiera rotos los pilotos traseros... es un Ford Orion, lo más duro que ha hecho la casa Ford en su historia.

El otro coche, un Toyota Corolla de esos “guays”, maqueado, parece salido de un golpe mucho mayor, tiene probablemente hasta el motor tocado, el capó destrozado, la barra metálica sobre la que se cierra el capó incrustada en el motor del coche, toda la defensa maqueada delantera al carajo, los pilotos delanteros no existen ya, la moldura embellecedora que le ha puesto el maquinero y que llega hasta las puertas es historia... y no puedo evitar pensar: jodeté!

Además reconoce que iba pensando en otra cosa, que iba hablando con novia y se ha despistado, y, ahí ya no me pude callar y le dije: "pues mira majete, mejor la próxima vez en lugar de mirarle las bragas a tú novia vas atento a la carretera por que si llegamos a ir a 100 kilómetros por hora, nos matas a todos chaval!" Eso si, lo dije en tono monocorde, como quien da la hora, nada de gritos ni aspavientos, con mi tono telediario como dice una amiga...

Hicimos el parte y yo me fui con el culete de mi coche roto pero él lo tiene claro, por que de los 3000 euritos no le baja la avería ni por asomo, teniendo en cuenta el tunning que llevaba el bicharraco que un día fue un Toyota Corolla... además a mi me lo van a dejar como nuevo, no se si podré seguirle llamando Halcón Milenario...