Empieza el fresquito...
Por fin parece que Lorenzo se muda a otros lares y nos deja a los personajes grises y oscuros disfrutar de una hermosa época del año que tiene tan mala prensa como los lunes.
Me encanta el invierno, me gustan esos días que amanecen frescos y te tienes que esconder tras una bufanda y un gorrito, ponerte guantes y llevar tres o cuatro capas de ropa como una cebolla. Ropa interior de algodón, camiseta interior, camisa, jersey, abrigo, bufanda, gorro, guantes, calcetines, pantalón y al llegar a casa... un cola cao calentito con galletitas, mientras ves la gente andar presurosa en la calle para huir del frio, uhmmm que bien!
Esos pijamas pulgueros calentitos, antieróticos, grandes y acogedores. Ese nórdico que ha estado desterrado en verano, y vuelve a nuestras camas en invierno. Cuando estás dentro de la camita debajo del nórdico, te sientes como un polluelo en su nido, que calentitas y agradables son las plumas.
Esos cocidos opulentos, típicos del invierno, que hace mamá, que nada más olerlos al entrar por la puerta de casa se emocionan todos los jugos gástricos y comienzas a salivar compulsivamente. Eso es un placer olfativo de grado supremo y no el Chanel nr. 5!
Y por las mañanas, que me decis de esa ducha, que se convierte en un placer además de una cuestión de higiene. Conseguir que el baño se llene de vaho y estar agradablemente rodeada por la nube de vapor caliente mientras te vistes, es un placer puramente invernal.
En fin que hoy es un día precioso, nubladito, otoñal, y que me merezco un cola cao calentito!
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