Sabado, sabadete, pierde el carnete...

Yo siempre llevo bolso, siempre, es un apéndice femenino que nos sale cuando somos bien pequeñas, y no abandonamos generalmente por nada del mundo. El sábado sin embargo no me apetecía llevarlo, y decidí meter una carterita pequeña pero suficiente en el bolsillo de mi chaqueta. Llevaba la tarjeta del banco, el DNI, dinero suelto, y un sinfín más de tarjetas, desde la del Fnac hasta la del videoclub ¿por qué todas esas tarjetas? y yo que sé, soy mujer, por eso!

Fuimos a comer de pinchos, ricos, riquísimos. Hay un bar relativamente nuevo en la zona de pinchos del centro, Bitoque, que te los preparan delante de tus ojos en el momento, calentitos, deliciosos, pecaminosos y enormes. Degustamos un "taco de vaca con su huerta" (solomillo con verduras a la plancha), patatas con ali oli y ketchup caseros (casero de verdad), y tosta de foie sobre esparragos trigueros. Impresionante. Rematamos la jugada tomando un pincho de queso en el Gaztandegi, y una tostada de pan de hogaza con tomate y jamón de guijuelo en La Viña. Una comida redonda.

Con el estómago lleno decidimos ir al cine, a ver "Tierra", documental tipo National Geographic. Para llorar. Somos culpables de tantas cosas los humanos, tanta maldad destila nuestro afán de querer controlarlo todo y de supeditar siempre nuestro bienestar al ajeno... muy triste, y muy impactante.

En el cine perdí la cartera. Pagué las palomitas al entrar, guardé la cartera en el bolsillo, nos acomodamos en las butacas, comimos palomitas hasta reventar, la coca cola desapareció rápido, y vimos el documental. Yo me tuve que levantar 3 veces a dar la bronca a una pandilla de niñas y niños de unos 10 años, cuyos padres les habían abandonado en el cine y nos estaban dando el rato sin dejarnos oir. Al final perdí los papeles, la paciencia me abandonó, y le aseguré a una que ya usaba sujetador (le calculo 13 años) que si la volvía a oir la sacaba de los pelos y no de Me dí cuenta al llegar a casa que había perdido la cartera, volvimos corriendo al cine, no aparecía. Regresamos a casa, y cancelé las tarjetas. A pesar de lo rápido que actué, unos 35 minutos hasta que cancelé las tarjetas desde que se encendieron las luces del cine, me han robado. Si, han usado mi tarjeta de forma fraudulenta e ilicita. ¡Me han tangado 45,00 Eur! Cuando he visto la jugada no sabía si reir o llorar. Os la explico.

Uno de los pocos lugares en los que usar una tarjeta sin tener que enseñar el DNI, ni firmar un recibo es el metro. Las máquinas expendedoras de bonos en el metro no llevan nada de seguridad en este sentido. Metes la tarjeta y le pides el bono de 5,00 - 10,00 ó 15,00 Euros. Sin trámites, sin presentar credenciales, sin ningún tipo de control.

Pasmada estoy de la picaresca, y de que como ha evolucionado el timo de la estampita. Pasmada y cabreada. Les deseo a los que me robaron la cartera unas diarreas de dimensiones homéricas, dejándoles las defensas por los suelos, seguidas de una gripe asiática del pollo que se los lleve a criar malvas al campo... no digo más!