martes, noviembre 16, 2004

El Ascensor...

No hay cosa más incomoda a primera hora de la mañana que encontrarte en el ascensor con esos vecinos de arriba, esos que tienen dos niños pequeños, cuya niña va camino de ser protagonista de Operación Triunfo edición 2020, y a la cual peinan como si fuera ese otro engendro infantil que sale en la televisión cantando algo así como antes muerta que sencilla

Esos vecinos a los cuales en alguna ocasión y sin poder contenerte has mandado al guano en voz alta, pegada a la rejilla de ventilación del baño, a ver si les llega tu emulación a Cela... ante todo que se vea que utilizas el castellano con toda la riqueza de su inmenso vocabulario.

Esos vecinos que saben que tú eres la que odia a sus niños, y la que ha pedido que Herodes vuelva a la Tierra en el siglo XXI a hacer limpieza precisamente en tú portal. Y que además te tienen fichada por que no acudes a ninguna junta de vecinos...

Y con la legaña aún colgando traicioneramente de tus ojos, te los encuentras cuando se abre el ascensor y ya no hay forma de escapar. Pones una mueca parecida a una sonrisa y murmuras un buenos días con el mismo entusiasmo que te tomarías una cucharada de aceite de hígado de bacalao.

Es entonces cuando se plantea el dilema. Que digo? Piensas mientras diriges la vista hacia las luces del techo del ascensor. Por que tarda hoy tanto el ascensor en llegar abajo? Nos hemos quedado parados? Y claro, ellos piensan lo mismo, y al final alguno saca el tema por excelencia del que se habla en los ascensores:
- Parece que hoy va a hacer menos frio.
- Si, eso parece, menos mal...
- Y por fin ha parado la lluvia.
- Otra cosita es...

Y por fin llegas al portal, y ellos gracias a Dios siguen hasta el garaje. Y anotas mentalmente: el próximo día bajo andando para que me oigan bien mientras mis tacones repiquetean en cada rellano!!!