martes, febrero 01, 2005

Decorando II

Hay un programa en la televisión que engancha aunque jamás en tú vida hayas visto un taladro en vivo y en directo, es Bricomanía. Tal vez sea por que de la nada ves surgir objetos de las manos de los presentadores del programa, ó por que si lo hace ese, ¿cómo no voy a ser capaz de hacerlo yo? No sé exactamente el por que, pero mucha gente lo ve aunque no lo admita.

Así que con mis barras y mi toallero, recien comprados, me decidí a emular el programa en cuestión, si ellos lo hacen ¿porqué no voy a ser capaz de hacerlo yo? Total, domingo por la tarde y hace frío en la calle, ¿qué mejor forma de pasar el tiempo que haciendo bricolaje? Muy difícil no será ¿no? Si lo venden para que lo hagas tú mismo será por que cualquiera puede, y así me ahorro la factura de un chapuzas, que no veas como está la mano de obra. Que todas las madres empeñadas en que sus hijos hagan carrera universitaria, pero el dinero en realidad se mueve en los gremios de albañilería, fontanería y carpintería. Esos si que ganan dinero, y tienen lista de espera, que se te rompe una cañería y te dice el fontanero:” pues no voy a poder ir en una semana, póngale un trapo a la tubería a ver si aguanta”, y tú con el agua por las rodillas y el comedero del gato flotando en el salón.

Armados de taladro, tacos (de plástico, para los tornillos), tornillos, enganches de las barras de las cortinas, destornillador, y una enorme dosis de optimismo, pensando en terminar en media horita como mucho, empezamos la labor. Primero el toallero que es facilísimo de montar, total cuatro barras, cuatro tornillos y listos. Pues no, va a ser que no oiga, que no es tan fácil, y que las instrucciones las hacen para el que fabricó el toallero, por que con esa hoja pintarrajeada es imposible enterarse de como se monta el dichoso toallero. Lo hicimos en cinco minutos, mal. Tuvimos que desmontarlo, y hacer un par de cursos de trigonometría para volver a montarlo bien. Así que la media hora se nos había ido con el toallero, y todavía faltaba fijarlo en la pared, que el tío de Bricomanía tiene una escuadra y un cartabón en la cabeza, y acierta a la primera, pero el resto de los mortales tenemos que pasarnos un buen rato midiendo el alto, el ancho, la distancia hasta la pared, si está recto, y eso antes de usar el taladro, que tampoco es cuestión de llenar la pared de agujeros. Claro que luego siempre puedes decir que es un nuevo sistema de ventilación económica de los baños. Si cuela...

Las barras de las cortinas, esto seguro que es más fácil. Pues no, va a ser que tampoco, que no es más fácil. Dos personas sujetando la barra y una tercera diciendo: más a la derecha, noooo ahora más a la izquierda, arriba, más abajo, un poco al centro... que parecía aquello un mitin político en lugar de una lúdica sesión de bricolaje casero.

Una vez conseguimos marcar donde iba a ir la dichosa primera barra, tocaba hacer los agujeros, y ojito con pasarse con el taladro que la ventilación exterior de la sala ya la hago abriendo las ventanas, que no necesito agujeros exteriores para que aniden las palomas. Una cosa importante es tener un alargador para cuando el sitio donde hay que hacer el agujero y el enchufe más cercano están a más de dos metros de distancia. No os olvideis de este consejo, ó tendreis que hacer el agujero a mano, y no veas lo que debían de sufrir los albañiles antes de la existencia de la electricidad. Aproximádamente una hora y media después estaban colocadas las barras de las cortinas. Pero entonces se oye una voz:”la persiana no sube bien, se engancha un poco”, y ale, a mirar por que la persiana no sube bien. Conclusión: ahora la persiana ni sube, ni baja, al final tendré que llamar al dichoso chapuzas, que me hará una receta de espanto por un carro de retorno de una persiana.

Que les den a los de Bricomanía, la próxima manualidad que voy a hacer va a ser calceta! Y es que encima no me gustan las cortinas! (que no es que hayan quedado mal, es que a mi me gustaba mi sala sin cortinas, nadie me comprende, y mi madre menos)