viernes, enero 28, 2005

Secuestradores detenidos por ingenuos

Yo cambiaría el titular. Me explico. Dos delincuentes atracan a un hombre a punta de navaja, le hacen meterse en un coche y le sustraen 600,00 Euros y el móvil, para intimidarle le han pinchado varias veces. Como quieren más dinero y comienza a haber mucha gente en las calles, se desplazan hasta un monte cercano, y allí el atracado comprueba que está sangrando y les pide a los secuestradotes que por favor lo lleven a un hospital. Dicho y hecho.

Claro que le ponen como condición que una vez que le curen en el hospital vuelva con ellos. ¿Le habrían tomado cariño? El hombre atracado ingresa en el hospital, le curan y obviamente denuncia el atraco y secuestro del que ha sido objeto. La policía detiene a los ladrones que estaban esperando a su “cliente” cerca de la clínica.

Después de leer esta noticia, yo cambiaría el titular de “ingenuos” a “bobos ingenuos, y tal vez humanitarios”. A fin de cuentas le llevaron al hospital cuando la mayoría de los delincuentes que pululan por nuestra piel de toro le hubieran dejado atado a un arbol en el monte, como poco.

A mí nunca me han atracado a punta de nada, pero me han robado varias veces. Tres veces la cartera y una vez el bolso. A los que me robaron la cartera ni les recuerdo, es raro darse cuenta de que te roban hasta que vas a usar la cartera y entonces no la encuentras. Además las tres veces que me han robado he recuperado la cartera y los documentos. Eso si, del dinero no había ni rastro, claro que para lo que suelo llevar en efectivo, tampoco se retiraron al robarme a mí. Al que me robó el bolso, lo llevo en la mente, tengo su rostro grabado en la memoria y si algún día me lo cruzo, sin mediar palabra, voy a ponerle de un paso de jota brava las criadillas de corbata.

Me estoy pensando seriamente lo de ir a algún tipo de clases de defensa personal, por que tal y como se está poniendo la cosa, una no puede ni ponerse un anillito de bisutería sin creer percibir miradas que evaluan la quincalla que llevas encima. No se como mi amiga, la megapija, sale con el pedrusco que le regaló su ahora marido por la calle tan tranquila. Que si me paro a pensarlo a lo mejor la atraco yo, por que me quitaba un lustro de pagos de hipoteca con el anillito de marras. Si es que al final los pobres atracadores lo que pasa es que se sienten provocados, que no se puede llevar eso en la mano señora. Pero siempre le quedará el consuelo de saber que la llevaran al hospital si se lo pide. Otra cosita es.