viernes, enero 14, 2005

C3

Al hilo del post motorizado de ayer, voy a confesar que el día de mi cumpleaños hace casi un mes, decidí ser caprichosa con exceso, y me regalé un coche. Yo tenía uno, un 205 muy cuco de gasoil, de esos que tienen la pegatina "Generation", y que invadieron todo el país justo medio año antes de que Peugeot decidiese retirar el modelo del mercado. No es que fuera mi modelo de coche favorito, pero me salió a un precio de ganga y consume como un mecherito. Sin embargo hace más o menos dos años mi hermana me puso cara de cordero degollado y me pidió el coche para un par de meses, y nunca más se supo. Bueno saber si se sabe, que lo sigue teniendo ella, y que se queda con él por el morro. Por esa jeta con la que nacen investidos los hermanos pequeños que nos chulean hasta el infinito a los pobres hermanos mayores. He llegado a la conclusión de que soy un poco boba, pero me da la impresión de que a la edad que tengo ya es tarde para rectificar.

Una vez que comprendí que jamás recuperaría mi pobre coche, pasado de moda eso si, pero que no consumía nada, empezó a entrarme el gusanillo de la motorización. No por que lo necesite, que voy a reconocer que no, si no por que me da una libertad que no tengo en determinados momentos sin un vehículo. Para trabajar no lo uso, ni para moverme por la ciudad ya que me ponen altamente nerviosa los atascos a todas horas, y la falta de sitio para aparcar. Pero si quiero desplazarme más allá de un radio de 10 kms, los transportes públicos son un poco desastre, para que vamos a negarlo, y trasladarse hasta la playa por ejemplo, que son unos 20 minutos en coche, se puede transformar en una excursión de mínimo una hora y media, con bocata y cantimplora. Además lo necesito para ir, a gorronear a la hora de la comida, a casa de mi madre ya que el Halcón Milenario estaba el pobre para pocos giros de cintura estilo Bisbal, y lo entregamos honrosamente para el deshonroso Plan Prever que limitaba su valor a unos miserables 500,00 Euros después de tantos años de fiel servicio. Eso si, se fue sin culo, gracias al golpe que me atizó el Maquinero con novia Bratz.

Después de mirar todos los modelos del mercado, dentro de un tope monetario asequible y no demasiado sangrante, me decidí por el modelo que tenía para mi gusto la mejor relación calidad-precio-equipamiento. Tarea ardua donde las haya, por que si es difícil elegir un esmalte de uñas o un tono de labial, no os quiero ni contar la cantidad de piticoñeces que tienes que mirar cuando eliges un coche que te ha de durar mínimo una decada, que no estamos para hacer derroches de estos cada año. Finalmente dudaba entre dos modelos, y mira que no soy fan de los vecinos del otro lado del Pirineo, pero casualmente los dos coches que hasta el momento he tenido han sido marcas francesas. Gracias a la recomendación de algunas personas y a que el vendedor se enrollo y me regaló algunos accesorios imprescindibles, finalmente el día de mi cumpleaños fuí a hacer el encargo de mi C3.

Como soy una persona practica, sobre todo para determinadas cuestiones, no he elegido un color freson de Huelva, si no que me he decantado por el humilde gris metalizado. Este color es sin lugar a dudas el que mejor aguanta que no lo laves en un par de semanitas. La verdad es que con lo que llueve por estos lares es el tono más sufrido. Eso si, de momento he conseguido mantener el interior impecable, y eso es harto difícil teniendo en cuenta que tenemos una perra que le encanta subirse en el coche cada vez que abres la puerta. Se piensa la muy bandida que cuando te montas en el coche es para llevarla a ella de paseo, y si no andas atenta se monta, y parece que vaya a conducir ya que se apoya en el volante con las patitas.

Resúmen de la chapa que he soltado: que estoy contentísima con mi nuevo juguete!

Bueno aquí está la foto de mi coche (bueno este no es el mio, pero el mio es igualito, igualito):