martes, enero 11, 2005

Las Rebajas en cuesta...

Cuesta arriba, así se me va a hacer a mí este mes, y encima rebajas. Enormes carteles con el 30, 40 y 50% de descuento que me acosan desde los escaparates de las tiendas. Otros años las rebajas empezaban con un miserable 10% de descuento y subian gradualmente. Este año como dicen que han vendido poco durante la temporada, han comenzado a lo grande, y claro una no es de piedra, aunque estoy comprobando que tengo más fuerza de voluntad de lo que pensaba.

Ayer tenía que ir a comprarme algo que necesitaba, no se trataba de un capricho y yo me las prometía muy felices con los descuentos que veía promocionados en los escaparates, pero claro, como lo que yo necesitaba es una prenda básica que se vende durante todo el año, el descuento era de un paupérrimo y decepcionante 10%. De todas formas algo es algo, y como la necesidad manda, pues aún me alegre de tener algún descuentillo.

Una vez terminada mi compra, y más feliz que una lombriz por haber localizado mi prenda en la segunda tienda que entré, me di una vuelta mirando escaparates, como cualquier mujer a partir de los 14 o 15 años. Y es que debemos de tener algún gen que a la mayoría de los hombres les falta. Les hablas de ir de compras y compruebas como se van poniendo de diferentes colores que pasan del morado al blanco en cuestión de segundos. A nosotras nos gusta mirar y mirar, y muchas veces para no comprar nada, pero ¿y lo bien que lo hemos pasado revolviendo y toquiteando y entrando en cincuenta tiendas diferentes?

Una cosa si que admiro de los hombres, la capacidad de síntesis que tienen cuando van de compras. Ellos entran en una tienda, ojean rapidamente, ven algo que les gusta, se lo prueban y si les queda bien lo compran. No se recorren cuatro o cinco tiendas más buscando diferentes prendas y comparando precios y calidades, no. Ellos llegan, ven, prueban y compran, versión moderna del vini, vidi, vinci de Julio Cesar, que tíos!

Y eso que reconozco que cada vez me fastidia más entrar en tiendas enormes superpobladas de gente, y que he perdido mi capacidad de ir compras un día entero si hace falta. Puede que sea pereza, pero ahora sólo voy de compras el día que necesito algo y no puedo retrasarlo más, antes lo hacía por vicio. Puede que el hecho de ser una proletaria hipotecada tenga algo que ver, como no puedo gastarme cantidades ingentes en vicios me hago perezosa y no me gusta ya tanto ir de compras... ¿será un mecanismo de defensa de mi mente? jo que mente más prodigiosa tengo, que me defiende de mi misma!

En fin, que la primera salida al mundo de las rebajas se ha saldado con una victoria de mi lado previsor y moderado contra mi lado derrochador innato, no está mal. Pero esto no es más que una batalla y las dichosas rebajas duran casi dos meses. Dios...