viernes, septiembre 24, 2004

Ave María Purísima...

A pesar de proclamar, y aburrir a todo aquel que lo quiera oir, que España es un país laico, eso no es cierto. El principito se nos ha casado por la Iglesia, y su novia que en principio parecía como mínimo atea, se nos ha convertido al catolicismo de Rouco Varela en poco menos que tiempo record. Da gusto verla orando piadosamente, a una casi le dan ganas de plantarse ante la Virgen de turno, hincarse de rodillas y rasgarse las vestiduras. En breve la veremos abrazando la facción más radical del catolicismo, el Opus Dei, sino al tiempo, ya la veo consagrada en los altares y beatificada y después de un plazo prudencial, santificada!

Es la imagen y espejo en el cual le gustaría la Iglesia que nos mirásemos todas las mujeres... pero es que yo tengo la “insana” costumbre de no fijarme en modelos que me quieren imponer, y cuanto más me meten la religiosidad y espiritualidad de los principitos que son denominados además como moderna pareja, y dechado de virtudes incontables, más nauseas me da el tema.

Y me da un subidón de bilirrubina cada vez que pienso que con parte de mis impuestos se financia una religión, cuando mi dinero estaría mucho mejor invertido en educación, sanidad, infraestructuras, investigación y desarrollo, y un largo etc.

Quiero de una vez el tan proclamado y relamido estado laico. Que cada uno en su casa le ponga velas a su Dios particular. Que no me obliguen a escuchar las estupideces de los obispos e imanes y gurús de turno. Que yo no me meto con ellos, pero ellos me hacen a mí difícil el ser imparcial, por que permanecer callada cuando oyes a la conferencia de obispos que la liberalización de la mujer tiene la culpa de los malos tratos, o tener que escuchar a un imán musulmán decir que a la mujer hay que pegarla, pues ciertamente no facilitan mi afecto hacía la religión.

Y toda esta diatriba para decir que ojalá el gobierno pueda llevar a cabo esa reforma que quiere, para dejar de financiar a la Iglesia. Por que es una opción personal, escogida usando el libre albedrío, no entiendo por que yo tengo que sufragarla si no la comparto. Es como si mi compañera de trabajo que fuma, me pidiese la mitad del dinero de su paquete de tabaco. Cada cual que se pague sus vicios!