lunes, noviembre 29, 2004

Siesta...

Para mí, sin ningún lugar a dudas, uno de los mayores placeres del fin del semana es la siesta. Levantarte por la mañana sabiendo que podrás volver a tumbarte, a dormitar, antes de que llegue la noche.

Además el fin de semana te puedes permitir una siesta de pijama y orinal, no esos raquíticos 20 minutillos que a veces entre semana puedes rascar a la hora de la comida, y que encima de saber a poco te dejan amodorrada el resto del día. Bueno si es sin pijama tampoco pasa nada, no nos vamos a poner papistas.

Suelen ser siestas en las que la babilla resbala por la comisura de los labios, en las que pegas el culete al contrario para sentir que está ahí y que él sea consciente que tú estás ahí, que es una forma estupenda de levantarse de una siesta dominguera. Dormir no dormirás mucho, pero y lo bien que sienta?

Deberíamos fomentar las siestas domingueras como patrimonio nacional leñe!