miércoles, febrero 09, 2005

Un donuts y un café

“Son sólo 120 maravillosas calorías” dice la Mascó mientras sostiene en una mano el donuts light y pone sonrisa profindent, y en la otra mano lleva el café con menos gracia que si estuviera pasando el aspirador. Lo que no recuerdo es si la modelo anunciante en cuestión, llega tan siquiera a oler el donuts delicioso ese. Yo si lo he probado, hoy. Y donde esté el pringoso, azucarado e hipercalórico donuts de toda la vida, que se quiten los sucedáneos fabricados para acallar nuestra conciencia de consumidoras compulsivas de belleza en bote.

Vas a comprar algo para desayunar y te paras delante de la estantería de los donuts de toda la vida, esos que te compraba tú madre los sábados, y te vienen deliciosos recuerdos de la infancia, pero de pronto te asalta la mala conciencia por meterte calorías en vena, y acabas casi sin darte cuenta con la versión light en la bolsa de la compra. Acallas así tú conciencia y tú estómago diciendo: “son donuts, no pueden ser tan diferentes, no?” Pues si, si que pueden, vamos que si pueden, de hecho los podían haber llamado “guarrinuts” ó algo así, por que se parecen a la versión original como un huevo a una castaña.

Y lo peor es que vienen en packs de dos, y una vez que has conseguido digerir el primero te planteas “¿qué hago con el otro? Voy a dárselo de comida a las palomas? Quien me cae lo suficientemente mal como para ofrecerselo? Se lo dono a la ciencia para que lo estudien?”

Si el donuts light y el café son 120 calorías, cuántas calorías tiene el donuts de toda la vida? 130? Por 10 calorías me he expuesto yo a los retortijones de estómago que ya estoy sintiendo? A ver cuando aprendo a no dejarme llevar por la palabra light como si fuese la palabra de un predicador profético, me está bien empleado!

PD: estoy segura que si Judith Mascó llegó a morder el donuts light, en la toma siguiente estaba escupiéndolo como alma que lleva el diablo...