jueves, septiembre 30, 2004

La compra en el super...

Ir a comprar al supermercado de una gran superficie comercial es toda una aventura. Por mucho que me empeñe, por muy lejos que me vaya a buscar el carrito, en el último rincón del supermercado, siempre me encuentro un folleto y una hoja de lechuga en cada uno de ellos. Además no se si será que los carritos estropeados me tienen querencia, o que todos los carritos están estropeados. Las ruedas se tuerce, o bien a izquierda, o bien a derecha, y es imposible empujar tranquilamente el carrito, hay que hacer un esfuerzo sobrehumano para ir medianamente derecho, con cara de concentración y esfuerzo, que al final parece que tengas el vientre flojo y estés haciendo esfuerzos ímprobos por no irte allí mismo...

Una vez que consigues un carrito medianamente limpio de lechuga y que se incline lo menos posible, comienza la aventura de donde estará lo que llevas apuntado en la lista. Por que como no lleves una lista de la compra, lo tienes claro! Volverás a casa con el carrito lleno, pero absolutamente nada de lo que realmente era imprescindible.

Los del supermercado tienen estudiadísimo donde poner lo que quieren que compres. Te lo situan a la altura de los ojos... y justo lo que tú quieres está en la balda de arriba y no llegas... y te pones a pegar saltitos como si estuvieras en la clase de aeróbic, la diferencia es que como acabas de salir del trabajo llevas taconcitos, y eso de pegar saltos como si fueras la ranita Gustavo queda ridículo y te machaca los pies. O también puede estar el producto que buscas en la balda de abajo, y te agaches como te agaches te saldrá el flotadorcillo por entre la camiseta y el pantalón...

Además ponen torres de productos en oferta en los pasillos centrales, y no puedes evitar mirarlos y pensar el buen precio que tienen y entonces coges un bote de Neskuik y cinco minutos más tardes piensas: pero si yo odio el Neskuik, si yo soy del Cola Cao del negrito del Africa Tropical de toda la vida!!! Y lo dejas en el siguente montón de oferta, que resulta ser de compresas, pero es que volver al montón del Neskuik son 5 minutos de tirar de un carrito cojitranco.

Y ojito con las fechas de caducidad, hay que fijarse muy bien, por que puede que la docena de huevos que te llevas a casa, al llegar, con el calorcito de la calefacción del coche se haya convertido en una nidada de pollos cantarines! O que el yogur natural azucarado normal se haya convertido en bidifus activo!

Esos guantecitos que te ponen en la sección de fruta y que no usa ni la empleada del supermercado! Ese niño que se acaba de sacar el dedo de la nariz y está tocando las manzanas, esa madre que le acaba de limpiar las narices al niño y acto seguido toca los aguacates, y la abuela que tose sobre las fresas... Mejor dejo la fruta para otro día.

Y cuando llegas a la fila de cajeras y ves una que tiene poca gente y te crees la más lista del barrio por que: fijaté que colas están haciendo los demás! media hora después te das cuenta que te has puesto en la fila de la nueva cajera... Y piensas: me cambio de fila? Y cuando te cambias de fila, justo toca cambio de cajera! No es tú día... mejor te relajas y coges el folleto del super para entretenerte... y entonces es cuando te das cuenta viendo las ofertas que te has olvidado de la leche y las galletas!! Y que desayuno yo mañana si me olvido de la leche??? Pues nada... dejas el carrito, sales corriendo, se te tuerce un tacón, se te salen las horquillas del pelo, consigues llegar a la leche, otra carrera hasta las galletas, y vuelves arriesgado el otro tacón, haciendo los 200 metros lisos a los Ben Johnson dopado, y cuando llegas a tú fila, ha pasado el que tenías detrás por que tardabas mucho, y te lo dicen mirándote con cara de simpáticos capullos.

Por fin consigues pagar después de que la tarjeta normal se negase a pagar tú compra, y has tenido que sacar la visa... Consigues organizar todo en las bolsas del super y llegas al coche. Más o menos situas la compra de forma que no se caiga todo cuando des una curva y rezas para que no haya atasco en la salida del supermercado, por que quieres llegar a casa, subir la compra, meterla en los armarios, quitarte las malditas botas, ponerte un cola cao con galletas, que por algo has sudado para conseguir la bendita leche y relajarte en el sofá viendo alguna tontería en la tele.

Y cuando estás llegando a tú casa, resulta que se ha ido la luz de toda la manzana, no puedes entrar en tú garaje, ni coger el ascensor y tienes que subir con 4 bolsas en cada mano, cinco pisos hasta tú casa. Cuando llegas a la puerta de tú casa vuelve la luz...

Oye mira, que mejor que hacemos la compra por internet, que vas a tener razón darlingcito!