jueves, diciembre 02, 2004

Medias, pantys y demás...

Quien inventó el nylón? Y la lycra? Quién fue el gracioso que dio forma a las medias o pantys? Seguro que odiaban a las mujeres. Es un invento demoniaco para mantenernos esclavizadas durante todo el día.

Te levantas, decides que como no hace muy malo, pues te vas a poner la falda larga esa de invierno que tienes desde el año de maricastaña. Y no te la vas a poner con medias cortas tipo calcetín, eso es de abuelas. Te la tienes que poner con unas medias que ya de paso te calienten los riñones.

Aquí comienza el calvario. Si te comes las uñas olvídate de usar medias, si no te las has limado bien ídem, por que se engancharan como un gato en una cortina. Lo mejor que puedes hacer es darte crema antes de intentar ponerte las medias. Y a esas alturas del ritual piensas que ya tendrías los pantalones puestos, pero como eres cabezota decides seguir.

Ahora viene una parte también muy difícil, conseguir saber que lado es del derecho y cual es el revés, por que como te compraste unas medias sin talón, ahora no hay quien lo distinga. Una vez que tienes metida una de las piernas en la media, tienes que conseguir hacer lo mismo con la otra, pero sin darle vueltas a la media como si fuera un churro para que te quede bien puesta y no del revés. Esto no es nada fácil que conste. Y de nuevo vuelves a pensar que si te hubieras puesto pantalones ya estarías completamente vestida y hasta calzada.

Cuando ya las tienes por las rodillas, llega el momento de subirlas sin romperlas, por que si ya has llegado hasta aquí con las medias enteras, no hay cosa que más cabree que cuando te las acabas de terminar de poner ver que una carrera infamé sube por tú pierna según estiras. Y a medio muslo te das cuenta que te equivocaste de talla, que mejor la próxima vez coges una talla mayor, por que hay que admitir que no tienes cuerpo de quinceañera desgarbada, y a ti lo que te gusta es ir cómoda, no rígida como un palo por la presión de las medias. Ahora con los p antalones no sólo estarías completamente vestida y calzada, sino también maquillada y hasta peinada.

Te miras en el espejo para asegurarte que por detrás no hay ninguna carrera y por fin terminas de vestirte. Pero mucho cuidado con el calzado que a veces es el traidor que nos destruye tan arduo trabajo.

Y una vez vestida te miras en el espejo y dices: pero si la falda me lleva a los tobillos para que me habré pegado yo esta paliza!!!
Moraleja: ya sé por que no me ponía la dichosa falda hace tanto tiempo, a ver si me acuerdo la próxima vez...