Cuando una hace la maleta sabe perfectamente que la mitad de lo que lleva no lo usará, pero aún así viaja de ida y vuelta. Lo malo de llegar de vacaciones, es tener que deshacer la maleta. Separar lo que hay que lavar, y lo que no se ha usado, pero está arrugado por el viaje e igualmente hay que planchar. Así que hoy que ha sido festivo aquí me he dedicado a poner lavadora tras lavadora. Como la climatología acompañaba, se ha secado absolutamente todo. Y el siguiente paso ha sido planchar, aunque siendo sincera, lo prefiero a pasar la aspiradora.

La próxima vez le dejo al churri la faenita, y que le copie el estilo a este (no me deis las gracias por la foto chicas, la he cogido prestada del blog de una amiga, kate)

¿No odiais esta parte de la vuelta de las vacaciones? sería fantástico poder marcharse sin tener que hacer la maleta y consecuentemente no tener que deshacerla!